10 de febrero de 2008

La Plaza de España, una obra discutida por muchos ciudadanos, necesita remodelación. ¿Dónde está “el trabajo bien hecho”?


No hay duda de que la nueva Plaza hasta es posible que resulte magnífica en su vistosidad. Seguramente muchos coincidirán que ha merecido la pena, opinión que también comparte el Partido Andalucista, pero hay deficiencias en un proyecto mal acabado…

La Plaza de España, antesala de la nueva Casa Consistorial, fue inaugurada el 6 de Octubre de 2006. Apenas un año y medio después, con criterio benevolente, diremos que aproximadamente la cuarta parte de su solería ha sufrido un gran deterioro. Las prisas del Equipo de Gobierno por terminar los trabajos e inaugurarla con todo el boato que acostumbra, y el inadecuado uso que se está haciendo de ella ante la pasividad de la autoridad municipal, han propiciado que para subsanar las deficiencias se tenga que acometer el proyecto de reposición de su solería.
La pregunta es, ¿cuál será la opinión de los técnicos con respecto a estas deficiencias que ahora salen a la luz? ¿Está la garantía de obra en vigor, y por tanto el seguro cubre la reparación, o terminado el plazo deberán ser los contribuyentes con sus impuestos quienes paguen el elevado importe que va a suponer la acometida de estos trabajos?
El proyecto, que contempla la colocación de una nueva solería de mármol de 3.500 metros cuadrados, tiene un costo que superará los 23.000.000,00 de pesetas.
El Grupo Municipal Andalucista quiere recordar al respecto, que los aparcamientos incluidos en la misma Plaza, se terminaron varios meses después de su inauguración, y que denunció en su momento la falta de instalación en la zona central de un templete para conciertos en fechas señaladas, al igual que el existente antes de la reforma. Año y medio después el proyectado templete en la nueva plaza brilla por su ausencia.
No es lógica la manera de llevar a cabo ciertas obras públicas que son espejo donde se miran todos aquellos que nos visitan, ni la situación resultante merece un aprobado, ni una “Ciudad de Moda” puede permitirse el lujo de mostrar esta tarjeta de visita.

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