Demasiados asesores
EL Gobierno ha reducido el tamaño de la Administración Pública
y, por la vía del control del déficit, ha obligado a los gobiernos autonómicos
a hacer lo mismo con el frondoso bosque de organismos que ha generado el
autogobierno. Con mayor o menor intensidad y alcance, ha habido una poda general
que ha redundado en una peor prestación de los servicios a los ciudadanos.
La reconversión se ha detenido justo en el umbral en el que comienzan los gastos superfluos: el alto personal de confianza. Mientras que las partidas presupuestarias a sufragar las nóminas de funcionarios y personal laboral han bajado un 4%, el coste de los asesores aumentó un 8%.
La reconversión se ha detenido justo en el umbral en el que comienzan los gastos superfluos: el alto personal de confianza. Mientras que las partidas presupuestarias a sufragar las nóminas de funcionarios y personal laboral han bajado un 4%, el coste de los asesores aumentó un 8%.
Entre
enero y septiembre pa-sados el Gobierno se gastó 28 millones de euros en
asesores, individuos de confianza de ministros y otros altos cargos, distinguidos
por su designación a dedo para asesorar a quienes los nombran en los asuntos
que teóricamente dominan. Los más íntimos sirven también de pa-ños de lágrimas,
psicólogos o confesores de sus jefes.
El Estado se
gastará este año 22,9 millones de euros en pagar
los
sueldos de los 644 asesores y cargos de
confianza que tra-bajan para el Ejecutivo y sus 13 ministerios. Aunque
el Gobierno ha congelado el salario a los funcionarios de la Administra-ción Central ,
incluyendo organismos autónomos y agencias estatales que disminuirá en 13.435
personas, el personal eventual del
Ejecutivo crecerá, pasando de 642
a 644. El gasto en nóminas crecerá así en 148.000
euros.
El ministerio de
Pero sobre todo, es que son muchos. Tantos como para pa-garles 28 millones de euros en nueve meses. Sólo en los ministerios.
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