25 de septiembre de 2008

Andalucía: un territorio, un pueblo, una nación. ¿Por qué una nación?


Tartessos, la Bética, la Turdetania, Al-Andalus, Andalucía, básicamente han ocupado un mismo territorio. En todas estas épocas la cultura ha sido eminentemente mediterránea, no ha habido grandes cambios de población; por ello se han mantenido la arquitectura, las costumbres, una misma forma de sentir y actuar.
Estos elementos sin ahondar más en la historia, definen por sí mismos una unidad, una misma inquietud, señas de identidad que lo constituyen como pueblo y como cultura diferenciada, una misma Nación.
El concepto de nación tal como lo entendemos hoy, es decir, con su intrínseco componente político, no surge hasta fines del siglo XVIII, coincidiendo con el fin del Antíguo régimen y el inicio de la Edad Contemporánea. Es entonces cuando se elaboran las primeras formulaciones teóricas sólidas de la nación y su plasmación en movimientos políticos concretos.
El nacimiento de Blas Infante Pérez el 5 de julio de 1885 en Casares (Málaga), marcará la difusión del andalucismo por toda la geografía andaluza. En la Asamblea de Ronda de 1918, se fijan los símbolos de Andalucía y se acomete un primer programa común para todos los Centros Andaluces.
Un año después, el 1 de enero, se aprueba el manifiesto de Córdoba, también llamado de la Nacionalidad y en la primavera de 1965 surge el embrión del hoy Partido Andalucista, el primer partido andaluz de la Historia, con el objetivo de impulsar una organización política de ámbito andaluz.
Para el Partido Andalucista, declararse como una organizaciónpolítica nacionalista es lo mismo que admitir como único objetivo la defensa de los intereses del pueblo andaluz y obtener la igualdad ante otros pueblos de España.
Esto quiere decir que los andalucistas consideran a Andalucía como una nación, condición manifestada dentro del artículo 2 de la Constitución Española como comunidad histórica, y que se conquistó como ningún otro territorio del Estado, a partir de la ratificación del Estatuto en referéndum el 28 de febrero de 1980, donde se ganó el derecho a una autonomía del máximo nivel, mostrando sin paliativos la vocación de autogobierno de nuestro pueblo que ya fundamentaba sus derechos históricos.
Un Pueblo está conformado por lo anteriormente descrito y por otros múltiples aspectos y características; pero un Pueblo se conciencia, se reconcilia consigo mismo y asume su personalidad y se moviliza con proyectos ilusionantes. La conciencia de andalucismo está presente en nuestras calles, pueblos y gentes, pero no está presente en términos de expresión pública y política ni el orgullo de serlo y de sentirlo.
Se hace urgente, pues, que respetando los orígenes, proyectos y modo de organizarse de cada colectivo, que creemos un proyecto común que nos identifique como andaluces de conciencia y enorgullezca e ilusione al mayor número de nuestros compatriotas.
Porque Al-Andalus, Andalucía, no tiene que inventarse nada, sólo tiene que asumir su historia: un territorio, un pueblo, una nación.

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